El Consorcio de Bibliotecas Universitarias de Castilla y León (BUCLE) reúne a cerca de 200 profesionales en el curso “Extensión bibliotecaria y cultural en las bibliotecas del Consorcio BUCLE”, que se está celebrando de forma online los días 2, 3 y 4 de diciembre.
Dirigida al personal de las universidades de Burgos, León, Salamanca y Valladolid, esta formación busca compartir buenas prácticas, identificar nuevos enfoques y fortalecer la red profesional en un ámbito que trasciende la función tradicional de la biblioteca: la extensión cultural y social. Con el objetivo de consolidar a las bibliotecas universitarias como puntos de diálogo, reflexión y encuentro que colaboran en la divulgación de conocimiento y los valores de la Universidad, durante estos tres días se presentarán experiencias de las universidades de Burgos, Valladolid y Salamanca.
En la primera sesión, Raquel Hernández García y Mayte Ruiz Bueno, ayudantes de la Biblioteca de la Universidad de Burgos, abordaron como afrontar el desafío de mantener la relevancia como «espacio de encuentro» en un entorno cada vez más digital. A su juicio, la clave está en crear motivos para que los usuarios acudan a sus instalaciones «cada vez es más patente que la Biblioteca universitaria no debe ser únicamente un servicio que ofrece todos sus recursos en línea, sino que debe crear motivos para que los usuarios acudan a la biblioteca a colaborar, a aprender, a socializar…».
Esta premisa ha impulsado la creación de una serie de espacios físicos adaptados a las nuevas necesidades, como la Zona Off, un lugar confortable, versátil, sin normas rígidas y accesible para todos, donde celebrar actividades culturales, de aprendizaje y de ocio; las Salas de Trabajo en Grupo, que facilitan el aprendizaje colaborativo; y la Zona de Cafetería, un punto de encuentro para el descanso y el ocio.
Al evaluar el impacto de estos programas, destacaron la importancia del contacto directo con el usuario «no tenemos un sistema de evaluación formal, pero sí que nos basamos en la retroalimentación de los participantes y en su grado de implicación en las actividades propuestas», explicaron, poniendo en valor la importancia de organizar actividades de forma regular para detectar patrones de interés y mantener la constancia.
Precisamente, esta constancia y el incremento de las actividades es uno de los principales retos de la Biblioteca de la UBU. Las profesionales señalaron la dificultad que supone el calendario académico, especialmente para el alumnado, con «picos de mucha actividad académica y docente, lo que les impide participar en otras actividades, y épocas sin actividad académica en la que es muy difícil atraerlos a la universidad».
De cara al futuro, Raquel y Mayte destacaron la necesidad de atender a la creciente diversidad lingüística y cultural del alumnado mediante iniciativas como la organización de clubes de lectura bilingües. Otra línea clave es la participación en proyectos transversales que permitan colaborar con otras unidades, programas universitarios y agentes externos, potenciando la interacción con el entorno. Por último, insistieron en la importancia de seguir creando espacios en la Biblioteca que sean versátiles, accesibles y atractivos para consolidar actividades de aprendizaje colaborativo, divulgativas en torno a la ciencia y comprometidas social y culturalmente.
